martes, 20 de julio de 2010

Lunes de fútbol y otros deportes


Las reuniones individuales con mi equipo de trabajo estaban distribuidas durante los días de la semana y a él le tocaba los lunes. Después de un domingo de partidos, la charla rompía y giraba sobre la misma pasión compartida.

Una mañana me dijo: "A mi no me gusta Riquelme. Es un jugador que corre para los costados y a mi me gustan los que encaran para el arco siempre, como Aimar". Me pareció acertada la definición y asentí.

Pasaron unos meses y cuando le pregunto como andaba, me cuenta: "Me siento intrascendente. Curso una carrera que no me gusta, no defino la decisión de convivencia con mi novia y en el trabajo no me pongo a depurar algunos clientes que no me suman. No concreto y no me siento bien.

"Porque no es el juego que te gusta. Estás jugando a lo Riquelme." Ese lunes empezó otro partido para él y para mì.

Recuerdo muchas largas conversaciones pero percibí que se había convertido en una esponja cuando habló con tanto entusiasmo en la reunión general del fuerte impacto que había provocado en él un artículo que compartí con el grupo titulado "Límite vertical". En ese artículo se subrayaba el instante en que el alpìnista debe abandonar el lugar seguro donde está apoyado para ascender hacia otro que no fue probado y que tampoco ofrece garantías. Si se queda no avanza, si avanza se puede caer. Un claro paralelismo con muchos momentos de nuestras vidas.

Yo dejé la direcciòn de aquel equipo y el se quedó unos meses mas. Claro que con él y otros dos integrantes nos seguimos viendo.

Hace unas semanas recibo un correo titulado "Acto de colación"


Querido Molo: Empiezo este mail después de renunciar a dos o tres posibles aperturas de distinto tenor.
Lo cierto y gambeteando para delante, es que el lunes 28 de junio se realizará el acto de colación de grado en el cual me entregarán mi diploma de Martilero Público.
Para el día en cuestión me ofrecen 3 invitaciones a la fiesta y me dan la posibilidad de elegir un acompañante para que me entregue dicho diploma.
La verdad es que si bien no siento el orgullo de haber hecho una carrera universitaria, si siento una enorme gratitud y acá si un enorme orgullo, de haber sido parte del equipo de ventas que comandaste, de haber aprendido y aprehendido muchísimas cosas tuyas y fundamentalmente de cimentar esta maravillosa amistad.
Por este motivo, es que me gustaría que seas vos la persona indicada para la entrega de mi diploma. Ya que has sido el pilar más importante a la hora de mi despegue profesional y en muchos aspectos, también del personal.
Sin ninguna intención de incomodarte, entenderé si no podés asistir a la misma por la razón que sea.
Te mando un abrazo.

Santy (9)

Pta: Traje y corbata, un par de horas a puro calor y un viaje a Morón son algunos de los amenities que ofrece la velada. Sólo no puedo (N.V)


Entiendo al trabajo de una sola manera. Y este tipo de trabajo se completa cuando una emoción que no cabe en el pecho fluye sin contención posible.

Esto no se logra con la voluntad de uno sino con el buen entendimiento entre dos, socios, compañeros, amigos.

De nada sirven los grandes sermones, las extensas directivas y los consejos sino hay diálogo.

Cuando subí la escalera del escenario para acompañarlo tuve la extraña sensación de que mientras èl recibía su diploma, yo rubricaba el mío.

Y la emoción fue doble en el abrazo que nos dimos. Porque era la suma incontenible de las de ambos allì consolidadas.

Gracias Santiago.

domingo, 18 de julio de 2010

No son colegas míos



Cuando uno elige una profesión o un oficio, elige también un respeto y un estilo profesional para representarse a sí mismo y al trabajo de sus colegas. De allí que ciertos inescrupulosos abogados hayan contribuído como disparadores de fabulosos chistes relacionados con el arte de la estafa legal o la manipulación de las leyes y su interpretación en función de salvar a un indefendible.
Si uno es médico y para quitar una verruga de la frente de un paciente, le deja una marca en la piel que espanta al enfermo cada vez que se mira al espejo a la mañana y provoca desconcierto en todo aquel que lo mira por primera vez dudando si con ese tajo la persona tiene capacidad de raciocinio, ése médico, con su mala praxis, salpica a todos sus colegas y ése pobre paciente que ahora tiene un 7 de espadas por sobre la línea de las cejas, cada vez que tiene que visitar a un médico entra en pánico.
Cuando uno trata con nuevos dirigidos, de alguna manera percibe que tipo de jefe lo antecedieron.
Y hay muchos que manejan grupos de personal sin estar en condiciones, igual que un ebrio conduciendo un vehículo en la vía pública.
La diferencia entre jefe y líder es notoria, pero jefe es la manera más común de presentarnos ante la sociedad cuando nos preguntan qué hacemos: soy jefe de contaduría, soy jefe de expedición, soy jefe del Depto de Atención al Cliente, soy...
Muchos responsables de dirigir personal se presentan solos, con su estilo, antes de sentarnos a hablar con ellos y por lo que he notado en el último tiempo donde se incrementó mi equipo, debo diferenciarme de ellos para no confundir a la gente que busca empleo.


No son mis colegas:

  • Los que citan a 100 personas para entrevistar al mismo horario.

Es inevitable que quien aspira al puesto se mida visualmente con los otros, observe y compare consigo mismo su manera de vestir, quiera intuir su preparación, se mida, pase por un estado de stress en la larga espera totalmente innecesario.

  • Los que no respetan el horario agendado para la entrevista.

Porque cada uno es dueño de su tiempo y no lo ofrece en consignación para alguien a quien todavía no conoce. Foto inicial de jefatura que entiende como "elasticidad" un concepto que solo se ciñe a su figura. La gente que se preparó emocionalmente para sortear esta difícil mesa examinadora, no tiene porqué esperar más de lo razonable: 7 minutos.

  • Los que solicitan fotos de cuerpo entero a las mujeres candidatas al puesto.

Y no son Fellini haciendo un casting para "La dolce vita". La entrevista ya cumple con las condiciones de exposición que tiene un casting de actores. Si buscan una promotora atractiva para una actividad en un punto de venta, hay agencias que se dedican a eso.

  • Los que creen que un título califica u otorga otra categoría social.

Nada es más poderoso que la voluntad de aprendizaje que tenga una persona, no lo que estudió. Muchos profesionales terminan una carrera para no tocar jamás un libro, lo que los deja fuera de actualización y del mercado. Estudiar en un colegio privado y bilingüe no te hace mejor persona.

  • Los que no proyectan en la iniciativa del entrevistado porque no leen su espíritu.

Muchas personas dejan empleos por falta de incentivo, inercia, desorganización. Qué hizo es una foto del pasado. Es más importante indagar qué quiere hacer con nosotros. Si crees que la entrevista se basa en la lectura del CV (cosa que tendrías que haber hecho antes) es mejor que otro tenga esa función.

  • Los que especulan con la necesidad de empleo de la gente

Cualquiera que trabaje sabe lo que significa un salario y qué se puede hacer con él. Si el presupuesto para el puesto es bajo, no le digamos que está ingresando a la NASA. No agreguemos condiciones solapadas especulando que necesita ese ingreso.

  • Los que no tienen el deseo de tomar a todos los entrevistados (son 20 y el puesto uno solo)

Porque no tienen conciencia de su responsabilidad social como generadores de empleo, entonces cumplen con el trámite de encontrar a la persona que buscaban a las diez de la mañana y no se interesan por los que van a entrevistar después.

  • Los que no sufren por la duda de equivocarse en la elección

Porque no tienen idea de haber perdido a la persona correcta para el puesto por escasos segundos. Entrevistar es un trabajo arduo, que exige estar bien atentos, como el cirujano con su bisturí (obviar el ejemplo detallado mas arriba, porque en ese caso el médico tampoco es colega)

  • Los que hacen comentarios con sus compañeros riéndose de los entrevistados

Una falta de respeto que no merece análisis.

¿Tenés que tomar gente? Que la suerte esté de tu lado.

viernes, 9 de julio de 2010

El pan y el trabajo de todos los días


Mucha gente espera que en un curso de Motivación y Liderazgo, se le transmitan fórmulas o recetas mágicas, claves con las que logren tomar atajos en el camino de la conducción de un equipo de trabajo.

No existen tales secretos ni fórmulas que certifiquen un método infalible.

Existe el trabajo disciplinado, riguroso, metódico, sistemático, la práctica constante para conseguir ensamblar un equipo, para alinearlo a las metas colectivas y los logros personales.

Hay pautas, si, pero no fórmulas. La estructura de un trabajo en equipo se lo logra con cimientos sólidos, invitando a la participación en la toma de decisiones, propiciando tormenta de ideas para resolver problemas o conflictos, delegando, generando clima de debate en las reuniones, compartiendo la información, alentando y poniendo en consideración de los dirigidos las virtudes individuales para que el efecto "contagio" las propague en el resto.

Hay quienes sostienen que las habilidades no se contagian. Dudo. Yo creo que un nivel de efectividad alto, naturalmente impulsa a los integrantes de un equipo a mantenerlo. Algunos entrenadores de fútbol aplican a rajatabla el concepto: equipo que gana, conserva su formación. En cambio, en un nivel de rendimiento bajo, aunque contemos con un par de estrellas que se destaquen del resto, lo más probable es que los destacados terminen siendo influenciados por la desmotivación general.

En el programa "Hablemos de fútbol", Roberto Perfumo sostenía que en los equipos en los que él participó, notó siempre como las nuevas incorporaciones al plantel se esforzaban por alcanzar el nivel superlativo de los mejores jugadores.

No hay fórmulas, no hay recetas. Hay un camino que exige una dedicación constante, una constante atención y perseverancia.

jueves, 8 de julio de 2010

Los pasos hacia una entrevista

Igual que aquellos futbolistas a punto de patear un penal, que creen que son once pasos lo que los separan de la meta, los candidatos a ocupar un lugar en una organización, se equivocan pensando que son los metros entre la vereda y la puerta de entrada al edificio de la compañía donde los esperan para conversar.
Los penales se practicaron antes, no se improvisaron en el momento.
Tuve que seleccionar personal para mi staff en dos ciudades bien distintas: Mar del Plata y Rosario.
La primera ronda clasificatoria fue la recepción del currículum. Sentí pena al recibir algunos.
Por fuera de los errores ortográficos, que ya dan una señal de perfil para cualquiera que lea, encontré otros como:
  • La mala elección de la foto para adjuntar. Mujeres que agregan fotos de cuerpo entero. Hombres y mujeres que se la sacan con la computadora, con el fondo de una ventana o un póster detrás, casi en pijamas, mirando fijo el mouse que las va a disparar, lo que les confiere un aire de rueda de reconocimiento en un crimen múltiple.
  • Desprolijidad en el formato. Recibí CV escritos en el mismo correo y sin enriquecer el texto de manera alguna, para hacerlos visualmente, al menos agradables.
  • Una desmedida enumeración de cursos que además, no guardan congruencia de temas alguno.

No es todo.

Luego, al menos de mi parte, viene la respuesta a mi envío y observo una falta de cuidado total, en algunos casos al responder.

Llega un tercer paso. La llamada para concertar la entrevista. Y uno se encuentra no solo con la voz sino además con la forma de hilvanar las frases y las respuestas.

Recién ahí empiezan a jugar y a tener peso la puntualidad, el aplomo, la inteligencia para responder, la claridad, la imagen.

La entrevista se trabaja desde el momento en que uno toma la decisión de enviar su currículum.