sábado, 28 de agosto de 2010

Lo que queda de la tormenta

"Tomar gente nueva es un dolor de cabeza"
"Es muy difícil encontrar personal"
"Los test preocupacionales no denotan otros detalles importantes"
Estas y otras quejas son comunes hoy en día.
La mayor parte recae en un lugar común: la gente no tiene cultura de trabajo y la responsabilidad que éste demanda.
No es casual. Creo que son consecuencias que debemos asumir. Quizás uno de los daños colaterales que hemos heredado de 10 años de un gobierno impresentable. Una secuela crónica, una cicatriz que tarde o temprano emerge a la superficie.
La mayoría de los jóvenes que se insertan en el campo laboral desconocen puntos básicos sobre lo que significa pertenecer a una organización. Y dentro de esos puntos básicos existen muchos que deberían haber sido aprendidos en casa.
Es muy común la impuntualidad, tan común como la falta de responsabilidad o compromiso. Una generación que vive y piensa para sí misma, que no entiende que lo que deja de hacer afecta a otros.
Para los que dirigen, esto significa que tienen que redoblar los esfuerzos, que tienen que mantener un orden y una disciplina para encuadrar al que se incorpora al régimen de todos y no quejarse porque simplemente no cumple con sus obligaciones.
Claro que como en todo, hay excepciones, gente que no solo trabaja bien sino que además se destaca en lo que hace, jóvenes con una sana ambición y visión integradora.
No debemos caer en señalar y solo señalar, como señalamos el deterioro de la educación, de la salud pública o de la seguridad.
Cada quien es responsable de la parte que le toca.
Nosotros no estuvimos presentes cuando estos jóvenes cursaban su secundaria, nosotros no participamos de sus faltas. Pero hoy dirigimos. Hoy los tomamos. Hoy debemos hacernos cargo de lo que recibimos en cada empresa.
El capital humano sigue siendo el más valioso en cada organización. Si solo señalamos y no intentamos corregir lo que está mal, somos cómplices de esta realidad que seguirá emergiendo como cicatriz social en el futuro.