sábado, 15 de octubre de 2011

Acompañando los cambios

 
Un coach no tiene siestas ni pausas. Porque la gente que dirige cambia y con esos cambios los escenarios de su trabajo se modifican. No puede sentarse como un campesino a ver cómo crece el trigo.
La gente no mantiene una línea recta, no es un motor al que se le pone combustible, se lo acelera, se lo apaga. Con sus distintos estados, cambian sus rendimientos, su comunicación, la relación con sus jefes y con sus pares.
La gente se casa, tiene hijos, emprende una carrera, sufre duelos, pérdidas, mudanzas que inciden sobre su ánimo, sobre sus hábitos, sus límites y sus potencialidades.
Los tiempos no son los mismos y el ámbito en el que suelen moverse no le es familiar y naturalmente la resistencia interna a su nueva situación los corre un poco de eje.
La lectura de ese cambio es imprescindible. La buena observación y lectura de esas mudanzas internas nos orientan como un GPS para no perder de vista la forma y los modos en que debemos dirigirnos con ellos.
Hay cambios sustanciales que no son positivos para el rendimiento en el trabajo. No soy partidario de los volantazos ni los golpes de timón. Los movimientos bruscos son riesgosos. La persona que los percibe siente que a su proceso de adaptación debe concentrarse en el equilibrio, porque además le están moviendo el piso.
Siempre opto por pequeñas indicaciones como señales. Pienso mucho lo que voy a decir, en qué lugar y en qué circunstancias.
Cuido el detalle de la comunicación sin juzgar ni evaluar, sin dar por asentado que mi visión es la correcta.
Por lo general dejo reflejado en un texto lo que he transmitido verbalmente, me aseguro que haya sido comprendido (esto lo aprendí de una comunicación en la que creí que estaba todo claro y la respuesta posterior del dirigido me dejó paralizado)
Me comprometo.
Me comprometo a que no sea solo una indicación sino además un trabajo en sociedad, un acompañamiento temporal para que lo que necesitamos modificar o mejorar se cumpla. Y tengo que hacerme cargo de la parte y la responsabilidad que me tocan para lograr juntos lo que pretendemos.

lunes, 3 de octubre de 2011

Quieren ser líderes en Rosario

Un nuevo grupo que intenta trabajar con quienes dirigen de manera diferente. 
Siempre digo que es una tarea de todos los días, con muchas satisfacciones personales, con mucho trabajo de pensar en cómo transmitir una idea, una consigna, una orientación.
En estos cursos se trabaja, se piensa y se opina, se cuestiona, se propone.
Nueve horas intensas donde abro mi caja de herramientas y las pongo a consideración de quien quiera utilizarlas.
Como ejemplo, las experiencias personales de muchos años de trabajar con grupos que terminan siendo equipos.
Distintas áreas, distintos orígenes, distintas dimensiones, una idea central de comenzar a buscar por otros caminos.
De los ejercicios practicados en sus ámbitos de trabajo, atesoramos varias sorpresas y alguna emoción que termina siendo el medidor real y verdadero sobre el éxito de la propuesta.
Hemos disfrutado todos de este trabajo y creo que la decisión de aprovechar las mañanas trabajando y no durmiendo ha sido buena.
Cada uno se fue con apuntes, ideas, temas a desarrollar.
Yo me fui convencido que les tiene que ir muy bien. Pusieron lo mejor.
Adelante.