miércoles, 16 de mayo de 2012

Un curso en Rosario

No hubo fotos como en los anteriores y el número de participantes fue menor, pero con este grupo se consolidaron algunos puntos que son más que referenciales para la tarea de liderar.
Hemos trabajado con entusiasmo y cada uno hizo su aporte en cada actividad.
Es común que el número de participantes influya en el trabajo general. Cuando somos muchos los participantes, los diálogos fluyen de manera diferente y por lo general corremos más contra el tiempo para escuchar opiniones y entender con precisión el enfoque individual que cada uno le da a cada mensaje.
Estoy seguro que la diferencia sigue siendo que todas las premisas fueron vivenciadas y probadas, con sus virtudes y sus falencias, que todas convergieron en un punto, que todas persiguieron la misma intención: potenciar las habilidades de cada dirigido.

En la Era de la comunicación

La tecnología nos ha acercado un mundo y nos ha alejado definitivamente de otro.
En mis cursos sobre Motivación, Liderazgo y trabajo en equipo hago mucho hincapié en el valor de la información compartida, cuánto nutre a un equipo de trabajo, en una reunión, enriquecerse, absorber, las experiencias de sus pares, de aquellos que gozan y padecen las mismas circunstancias propias de la profesión.

En mis épocas de vendedor, cuando visitaba a nuestros distribuidores, en las salas de espera, mientras aguardábamos nuestro turno para ser atendido por el comprador, podíamos, con los colegas generosos, intercambiar datos como figuritas sobre la gente que atendíamos: "¿Lo visitás a XXX?", "¿Conocés a LLL?", "Ojo, que MMM, no está pagando, algo pasa", "Ni te molestes en ir, compra poco y paga mal".
La espera en cada cliente podía ser un intenso paseo por la cartera de varios colegas, dependiendo siempre de la generosidad y buenas intenciones de los individuos en cuestión.
Hoy las empresas han incorporado equipos celulares para sus equipos de ventas, con la notable idea de asegurarse que la información que suministran por correo electrónico llegue a sus destinatarios en forma inmediata, lo que se dice on-line.
El martes a la mañana fui a visitar a un cliente de zona oeste. La sala de espera diminuta tiene su folklore. Encontrarse con gente que uno no ve desde hace tiempo y el café que sirve la recepcionista de toda la vida.
Cuando llegué esperaban tres vendedores de distintas compañías. Dos sentados y uno de pie, apoyado contra la puerta de entrada. Los tres concentrados en la lectura y respuesta de los correos que estaban recibiendo, ajenos a este mundo, enchufados 100 X 100 con el tráfico de información, en perfecto silencio, bueno, no tan perfecto, en algunos casos se alcanzaba a percibir el frenético tipeo y el consabido sonido de envío o recepción de un nuevo mensaje.
Cero diálogo entre nosotros. Bebí mi café en silencio hasta ser atendido.
Me fui pensando en los cambios que ha acarreado el avance tecnológico. Me fui pensando en un video que envía un valioso mensaje sobre la comunicación entre las personas. Lo comparto