En el primer duelo de la final de Copa europea, el Barcelona había
caído 4 a 0 frente al Bayern Munich. Dar vuelta el resultado como locales era
más que una hazaña deportiva. Como es un equipo experimentado en remontar
resultados adversos, uno de sus referentes, su primer marcador central, Gerard
Piqué declaró antes del partido: “El que no crea que se quede en casa”.
Y luego afirmó: “Tenemos que tener la ilusión de un niño y perder el sentido común,
porque si reflexionamos sobre esta realidad parece imposible”. Yo pensé
aquí está resumida la esencia del porqué este es el mejor equipo de todos los
tiempos.
Para la prensa, una parte de la
sociedad y el mundo del fútbol los resultados mandan, pero se olvidan del
camino que se elige para conseguirlos. Porque como en la vida en sí, hay gente
exitosa económicamente pero que no ha llegado a esta posición por la vía legal. No da lo mismo cualquier éxito,
hay que conseguirlo con honestidad. Y
este equipo es honesto con su filosofía
de juego.
Podemos decir que tenemos la
suerte de ser contemporáneos a esta maravilla, a esta exposición cabal de lo
que significa trabajar en equipo. Yo he visto jugar al Barcelona, señores. Y
entre eso y el arte no hay diferencias.
Hoy con el resultado puesto, los
analistas opinan sobre “el fin de un ciclo”, “la superioridad alemana”, “la
dependencia de Messi”, “la ida de Guardiola, su ex entrenador y responsable de
la conformación y sistema de juego de este plantel. Se olvidan claro que el
Barcelona está en la cresta de la ola deportiva desde el 2007, de todos sus
títulos, de todas sus demostraciones de
buen fútbol, admirado por todo el planeta. Parece ser que partido enterró todo
lo anterior. No creo que el Bayern Munich, y lo digo con respeto, pueda
mantener tanto tiempo esta supremacía. No es fácil mantener el equilibrio mental
en un plantel con tal grado de competición permanente. Y que conserven la humildad y el respeto por el rival, que
además sean buenos perdedores y admitan: “Lo cierto es
que hemos llegado un poco justos a la fase final de la temporada y sólo podemos
felicitar al contrario, que ha sido muy superior a nosotros. Ahora es momento
de cerrar la Liga y tomar decisiones importantes para el año que viene”.
Cuando
se alcanza tal generosidad en el esfuerzo,
tal despliegue colectivo en función de un objetivo común, cuando se
respeta la esencia de lo que se quiere demostrar en un campo de juego, cuando
se hace poner de pie al espectador para aplaudir lo que acaba de ver, están muy
lejos los críticos y especialistas en entender de qué se trata.
Una
buena clase de trabajo de equipo puede
resumirse en sentarse a ver jugar al Barcelona.